viernes, 18 de septiembre de 2009

El Saltillo, el velero del viejo Rey.

El Saltillo es uno de los veleros que ha participado en el II Festival del Mar de Santander y que antes ya visitara con cierta frecuencia nuestra bahía, en solitario o para participar en otros eventos relacionados con grandes veleros, como la regata Cutty Sark. La fotografía está tomada en la parada de velas del pasado día 15 y tratada en sepia.

Charlando hoy con un amigo me comentaba la historia del Saltillo que yo no conocía, si bien sabía que este precioso velero de acero había tenido relación con nuestra Casa Real. La historia que me ha contado Charli (debe tener una memoria prodigiosa, puesto que no ha errado ni uno sólo de los muchos datos con que ha enriquecido su relato) me ha gustado y me he puesto a buscar en la red información sobre este barco con el objeto de escribir estas líneas.

El Saltillo fue construído en 1932 en los astilleros G. de Vries Lentsch de Amsterdam según un diseño (de casco y aparejadura) del arquitecto naval E.P. Hart, casco de acero, 72 pies de eslora.

Inicialmente perteneció a un caballero inglés, D. Lawrie, quién fue su armador algo más de un año antes de ponerlo en venta.

En 1934 el velero es adquirido por Don Pedro Galíndez quien le impone el nombre de Saltillo, el mismo que su casa de Portugalete, llamada así por el pequeño desnivel que había que salvar para acceder desde la casa a la playa. En los astilleros Campers & Nicholson se terminó de acondicionar los interiores del Saltillo para su nuevo dueño.

Durante la guerra civil accidentalmente fue alcanzado por una bomba y tras muchas vicisitudes su propietario Don Pedro Galíndez, amigo personal de Don Juan de Borbón, le cede al Rey (como llamaban los monárquicos a Don Juan) el Saltillo, en 1946, en la época más dura y comprometida para Don Juan, padre de nuestro actual rey, que se había establecido en Estoril en Enero de ese año, desterrado.

Con el Saltillo y formando parte de la tripulación su armador, Don Pedro Galíndez, participó Don Juan en las Olimpíadas de 1948, primeras en celebrarse tras el conflicto mundial. Estando a bordo recibió Don Juan detalles a través de Mercedes Maiz, esposa de Galindez, para reunirse con Franco en La Coruña. Don Juan hizo caso omiso. Siempre se negó a pisar suelo español mientras no estuviera restablecida la monarquía.

Esa entrevista finalmente se celebró en el mar, el 25 de agosto de ese mismo año, a cinco millas al norte del Igueldo, en aguas de San Sebastián. Al parecer en el momento de la entrevista había una fuerte marejada y la conversación tuvo lugar con Don Juan a bordo del Saltillo y Franco en la cubierta del Azor.

En esa entrevista se decidió el futuro de España, en lo que a forma de estado se refiere. Don Juan nunca reinaría y para que pudiera hacerlo su hijo, el entonces Infante Juan Carlos, y al amparo de la ley franquista de sucesión, debía trasladarse a España para ser educado allí. Franco y Don Juan acuerdan que esto sea así pero todo lo relativo a su formación y tutores será decidido por Don Juan. Para Don Juan de Borbón, como legítimo sucesor de su padre, Alfonso XIII y como padre de un niño al que debía envíar lejos, fueron momentos durísimos.

Según relata el Conde de Zubiría en un libro al respecto, tras la entrevista
Don Juan saludó, se puso al timón y dio las órdenes oportunas a la tripulación, mientras Franco, sentado en una silla, aguantaba, como podía, los bandazos del Azor, sacudido por la marejada. En tres minutos y medio -tiempo récord- estaban izadas todas las velas del Saltillo que se alejó a toda marcha.

En el palo del Azor apareció la señal internacional de "Buen Viaje", contestada, en el acto, por la de "Muchas gracias" desde el barco del Rey. Minutos después, ambos interlocutores se habían perdido de vista. Don Juan se volvió a la tripulación del Saltillo y les felicitó: "Buena maniobra. Bravo, muchachos".

"Para que aprendan esos gallegos" fue la respuesta lacónica de los marineros vascos del Saltillo».

En 1958 Don Juan, Conde de Barcelona y una tripulación compuesta por el Duque de Arión, el Almirante Ratsey, el Duque de Alburquerque, Jose María Burgoa, Eduardo Caro, Manuel Pinheiro. Pedro Uriarte, Evaristo Núñez, Dionisio Ortega y Jorge Arnoso emprenden, a bordo del Saltillo el cruce del Atlántico rumbo a América. Don Juan, siguiendo una de las rutas de Colón, cruzó doblemente el Atlántico, con partida y final de las travesías en Lisboa. De aquella aventura, que fue seguida y cubierta por toda la prensa europea y americana, sólo informó en España el ABC. Que el Rey, que así se le conocía a Don Juan, se hiciera a vela y en un barco de treinta metros la ruta de Colón, era poco menos que una impertinencia para un Régimen que masacraba su figura con especial dedicación. En su singladura, Don Juan y su tripulación vencieron al aburrimiento de la calma y a la angustia de los huracanes, y vieron asombrados la caída de un artefacto volador a muy pocas millas de distancia, y que resultó ser uno de los primeros «sputnik» de la Unión Soviética.

Años más tarde el Saltillo fue cedido por su armador a la Escuela de Naútica de Portugalete y ha sufrido algunas vicisitudes más hasta su última restauración.

Buscando información en la red he encontrado un artículo de Alfonso Ussía en ABC sobre el Saltillo y con ocasión de la visita a Santander en la regata de grandes veleros Cutty Sark, del que extracto estas palabras:

"... Ese barco bilbaíno es un trozo aún vivo de nuestra reciente Historia, y da gusto encontrárselo de golpe, con el mismo perfil de siempre, su bandera de siempre, su airoso dibujo de siempre, y siempre con las sombras figuradas en su cubierta de quienes más y profundamente lo navegaron y quisieron. Don Juan y «Peru» Galíndez, amigos profundos y sin estridencias.

En ese velero vasco que una mañana partió del Abra para dibujarse durante años en el horizonte de Estoril y Cascais, se escribieron páginas de dignidad y firmeza, y se navegaron miles de millas con el Rey desterrado.

Por eso he escrito que a muy pocos les dirá algo el nombre de «El Saltillo», y que en el maremágnum de una regata como la «Cutty Sark» con centenares de barcos asombrosos, quizá sus dos mástiles y sus treinta metros apenas se destaquen.

Pero de todos los que hasta Santander han arribado y van a llegar, ninguno puede presentar tanta nobleza, tanta generosidad y tanta historia como ese «Saltillo» de Pedro Galíndez y Mercedes Maiz, que al referirse
a su propio velero siempre lo hacían como «el barco del Rey.

A bordo del «Saltillo», al mando del capitán Cayuela, navega una tripulación compuesta por quince alumnos de la Escuela de Náutica de Bilbao. No lo sé, pero las cosas siempre vuelven a su sitio y no hay quien las mueva. Algunos de esos alumnos ignorarán la historia, el pequeño mundo, del barco en el que navegan. El gran balandro vasco que, gracias a la generosidad de sus dueños, navegó por todos los océanos con el viejo Rey que nunca renunció a la dignidad.».

Siempre recuerdo a Don Juan en las imágenes de la ceremonia de abdicación de sus derechos dinásticos en favor de Don Juan Carlos.

El padre cuadrándose militarmente, con la cabeza inclinada frente a su hijo, frente al Rey, pronunciando con la voz quebrada por la emoción, por años de sufrimiento e incertidumbre estas palabras: "Majestad, por España, todo por España. Viva España. Viva el Rey"

Para mi también, desde ahora, el Saltillo ya siempre será el barco del Rey, Don Juan de Borbón y Battemberg.

Gracias, Charli.

15 comentarios:

jometr dijo...

Soberbio,Fernando.

Fernando dijo...

Es que tú me lees con buenos ojos. Gracias a tí.

Leni Qinan dijo...

Yo también te leo con buenos ojos (cuatro, para ser exactos) y me ha encantado la pequeña y gran historia de este barco.

Bss y buena semana.

Fernando dijo...

Gracias, LeTi. Me alegra, y mucho, que te haya gustado. Buena semana.

Dasumo Tres dijo...

Una historia muy interesante y muy bien narrada.
Fantástico!!!
Gracias por ilustrarme
Saludos

Fernando dijo...

Me alegra que te haya gustado.

Un abrazo.

charli dijo...

Amigo Fernando, en primer lugar disculpas por no haberte "comprado" finalmente el café prometido. La conversación se fue yendo y yendo, y con ella el tiempo disponible. Sigo en el mismo sitio cada mañana, así que puedes repetir en cuanto te apetezca y, esta vez, te compraré ese café sin falta.
Respecto al relato, excelente y completísimo. En ocasiones tengo la impagable oportunidad de poder hablar con Ussía, un tipo de cuerpo entero y con una profunda relación con la casa real, de la que casi nadie sabe porque, él, casi nunca la menciona. Sin embargo desconocía ese artículo suyo y jamás le había oído mencionar nada al respecto. No obstante, ahora que sabemos parte la historia del barco, y D. Alfonso Ussía(porque me apetece)nos dice que Don Juan fue un hombre que nunca renunció a la dignidad, no resultará difícil entender la importancia y la realidad de una expresión que, aisladas las dos circunstancias, podría pasar desapercibida.
Si me permites una opinión absolutamente personal, diré que me alegro profundamente de que las cosas fuesen así. Si acaso me permitieses dos opiniones, mi admiración, una vez más, por Ussía que teniendo a D. Juan casi como un padre, también esta vez ha sido capaz de relatar desde fuera la verdadera historia, como si él no pudiese decir más a cerca de cómo fueron las cosas.

Fernando dijo...

Charli, te permito todas las opiniones que quieras plasmar y creéme que no tiene nada que ver el hecho de que esté completamente de acuerdo con la que aquí hoy has escrito y mi admiración por la figura de Don Juan de Borbón, por un padre capaz de sacrificios enormes en pos de una idea (equivocada o no) de responsabilidad y de servicio a España.

El sábado si la cosa meteorologica no se tuerce, me gustaría salir a navegar para dar la bienvenida al otoño. Si te apetece ya sabes que siempre eres buenvenido a bordo.

Lo bueno de no haber tomado ese café es que tenemos excusa para otra visita.

Un abrazo.

Roberto dijo...

Muy bueno, Fernando. Conocía al "Saltillo", y algo de su historia, (juraría que había leído el artículo de Alfonso Ussía) pero me ha encantado completarla con tu relato.

También para mí será a partir de ahora "El Barco del Rey"

Roberto

Fernando dijo...

Muchas gracias, Roberto. Un abrazo.

No debe estar mal la foto y el articulo, un periódico? mexicano me ha plagiado.

http://www.vanguardia.com.mx/diario/noticia/arte/vidayarte/el_saltillo,_el_velero_del_viejo_rey/408702

Xaquín dijo...

Fernando, fantástico trabajo, tanto escrito como fotográfico.
Enhorabuena

Fernando dijo...

Pues muchas gracias, Joaquín. Sólo he buscado infromación en la web ,lo he sofrito con lo que me ha contado mi amigo y le he añadido la foto. Poco mérito. Un saludo.

Roberto dijo...

No logro ver la página del link. A lo mejor leen este blog, les has asustado y se han arrepentido...

(¿Que pasa con la foto de mi clon? Ten en cuenta que somos del mismo barrio. Como me lo encuentre, encima le invito a unas copas...)

Leni Qinan dijo...

Me apunto a las copas...

Fernando dijo...

Puedo ir yo tambien? Lo necesito.

Perdona, Roberto, por el retraso...

Un abrazo a los dos.